Adrián Fernández: Fuimos, somos y seremos.
Dicen que uno siempre vuelve a los sitios donde fue feliz. En este proyecto fotográfico vuelvo a un lugar donde me hace conectar con mi esencia, un lugar que busco con ímpetu cuando necesito encontrarme, un lugar que me aporta lo que necesito. Este lugar no es otro que la naturaleza y vuelvo a ella con el mismo asombro que un niño se enfrenta de manera prematura a lo desconocido.
Desde una edad temprana aprendí a respetar y valorar lo que en cierta manera pasa desapercibido para multitud de personas que amontonan sus vidas en grises y ruidosas urbes, nuestro entorno natural. Un medio al que todo le debemos y que a día de hoy se ve afectado por nuestros irresponsables e inconscientes actos acometidos principalmente durante los últimos cien años.
Crecí en una época donde un hombre llamado Félix ya nos advertía de los riesgos que corríamos si seguíamos con la práctica reiterada de muchas de estas acciones y nos invitaba a poner en ejercicio valores tales como el respeto, la consciencia y la desobediencia. Desobediencia al sistema, un sistema que después de cuarenta años de su muerte aún impera y destruye.
Estamos pasando por una época convulsa donde no disfrutamos de la plenitud de la que andábamos acostumbrados. Pero de los malos momentos también se aprende y gracias a ellos hemos sido conscientes del gran valor de lo cercano, lo simple y lo natural de nuestro magnifico entorno. Un entorno en donde la flora y la fauna tienen una vital y rica importancia en la biodiversidad y en nuestra salud. De nosotros depende su conservación y óptimo desarrollo y en nuestras manos está, no desaprovechemos esta oportunidad.
Por último dar las gracias al Fotoclub por su dedicación continua y a todos los participantes del proyecto 366 que nos han hecho aprender y sobre todo valorar lo que tenemos a nuestro alcance, lo que somos, fuimos y seremos, un ecosistema.
Parámetros de la fotografía:
Cámara: Canon EOS 50D. Longitud focal: 18mm. ISO: 100. Apertura: ƒ/16. Velocidad: 1/90s.